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En todas las visitas

  • Se comprueba la tensión y el peso. En algunos sitios, se hace una analítica rápida de orina, con una tira, para descartar infecciones, medir las proteínas...
  • Se comentan las dudas y síntomas de la futura madre. Esto es casi lo más importante: hablar sobre lo que está viviendo le ayuda a tranquilizarse y a saber que su gestación es normal.
  • A partir de las 16-18 semanas de embarazo se escucha en cada revisión el latido cardiaco del bebé, con la tradicional trompetilla o con un aparato electrónico.

Semana a semana

11-13 semanas: ginecólogo

  • Se hace una ecografía para valorar el tamaño del bebé, descartar malformaciones y medir el pliegue nucal.
  • Se pregunta a la madre si desea hacerse la análitica de diagnóstico prenatal en sangre.

16-17 semanas: matrona

Se puede escuchar ya el latido cardiaco del bebé con una trompetilla y medir la altura del fondo del útero.

19-21 semanas: ginecólogo

Se hace una nueva ecografía de diagnóstico prenatal: se mide al bebé y se miran detalladamente sus órganos y extremidades para descartar malformaciones.

22-24 semanas

  • Se programa la segunda analítica de rutina del embarazo. Esta incluye la prueba del azúcar para descartar una diabetes gestacional: tras extraerle sangre, la embarazada bebe un líquido azucarado y al cabo de una hora se repite la analítica.
  • Si la prueba sale alterada, hay que realizar otra más completa que dura tres horas. Si el Rh es negativo, se miden los anticuerpos, y si la mamá no ha pasado la toxoplasmosis, se valora el riesgo de nuevo.

28 semanas: matrona

  • Si la mujer es Rh negativo, se le suele poner una dosis de gammaglobulina.
  • Se aconseja iniciar la preparación al parto si no se ha empezado ya.
  • Se pide la tercera ecografía del embarazo para valorar el crecimiento del bebé, confirmar donde está la placenta y calcular la cantidad de líquido amniótico.

31-32 semanas: ginecólogo

  • Se dan los volantes para la analítica del tercer trimestre, que se hará en torno a la semana 34ª. Incluye los controles habituales de bioquímica y hematología, serología de hepatitis y toxoplasmosis (si no había defensas) y analítica de coagulación.
  • En muchos centros, la mujer recibe unas hojas informativas acerca de los beneficios y riesgos de la epidural, y a veces también sobre el parto y lalactancia.

35-38 semanas: ginecólogo

  • Se valoran los resultados de los análisis. Si hay anemia, bastante común en esta etapa, se receta hierro.
  • A partir de la semana 34ª se realiza un cultivo vaginal y rectal para descartar que la embarazada tenga el estreptococo agalactiae, un germen que puede producir infección al bebé. La muestra se toma con una torunda de algodón en la vagina y en el ano. Si da positivo, se pondrá antibiótico a la mujer durante el parto.
  • Si la placenta estaba baja, es necesario hacer una ecografía para comprobar que no tapa el cuello del útero.
  • Se valora, por exploración o por ecografía, la posición del bebé.
  • Se aclaran las dudas de cara al parto y se informa sobre la lactancia materna.

Desde la semana 40ª a la 42ª

  • Se realizan monitores fetales, una vez por semana, con un aparato que registra el latido cardiaco del bebé y las contracciones del útero, mediante unas correas que se atan alrededor de la tripa de la madre. La prueba dura de 20 a 30 minutos.
  • Desde la semana 41ª de gestación el control es más frecuente. A veces se realiza un perfil biofísico (ecografía con control de movimientos y tono del bebé, cantidad de líquido amniótico...).
  • En la semana 42ª se suele inducir el parto si no se desencadena solo.

En todas las visitas

  • Se comprueba la tensión y el peso. En algunos sitios, se hace una analítica rápida de orina, con una tira, para descartar infecciones, medir las proteínas...
  • Se comentan las dudas y síntomas de la futura madre. Esto es casi lo más importante: hablar sobre lo que está viviendo le ayuda a tranquilizarse y a saber que su gestación es normal.
  • A partir de las 16-18 semanas de embarazo se escucha en cada revisión el latido cardiaco del bebé, con la tradicional trompetilla o con un aparato electrónico.

La primera

  • Se realiza una historia clínica completa, para saber si hubo embarazos anteriores y cómo fueron, descartar enfermedades y alergias y saber si la futura madre fuma, toma medicamentos o está expuesta a tóxicos o estrés excesivo en el trabajo. También conviene conocer cómo es la salud del padre, edad, y si trabaja con tóxicos que pueda llevar a casa en la ropa.
  • Se hace una citología si no se ha hecho en tres años, una exploración de las mamas y otra de las piernas para descartar varices.
  • Se practica una primera analítica, que incluye serologías (ver si hay anticuerpos de sífilis, rubéola, sida, hepatitis B y toxoplasmosis), grupo sanguíneo y Rh, hematología (glóbulos rojos, leucocitos...) para ver si hay anemia, y bioquímica: glucosa, colesterol...
  • Se pide un cultivo de orina para descartar una infección sin síntomas, que conviene tratar para evitar que dañe el riñón o aumente el riesgo de parto prematuro.
  • Suele comenzar la educación maternal: alimentación, ejercicio, higiene, relaciones sexuales... y se aconseja visitar al dentista.